Cuando quiero pelear, no hay tu tía. no importa si tengo o no razón. No importa si la empecé yo o si me estoy defendiendo. Siempre encuentro alguien para el combate. Pasan las horas como si fuera escobillones juntando bronca. Y cuando tengo una buena montañita exploto. Reviento. Peleo. Calor en la cara. Ya se me empiezan a trabar las palabras, me cuesta coordinar pensamiento y palabra. No puedo decir lo que quiero decir, por la bronca, y me empiezan a temblar las rodillas, me transpiran las manos, se acelera el corazón. Y se que estoy a segundos. A minutos si la hago larga. Ya entre en trabajo de parto de odio. Listo para dar a luz a la más pura violencia. La más primitiva. La base de todo. Subsistencia evolución, procreación comida territorio manada. Todo lo que nos une y nos separa del resto de las especies, late subterráneamente en las venas. Pelea odio, gritos, dolor, sangre. Derrota victoria, herida, calma.
Y después la nada. Pantalla en blanco. A dar vuelta el casette.
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